Por Juan Tomás Valenzuela
La planta de la discordia
fue tomada por asalto
por un pueblo que está jarto
de este gobierno y su incordia.
Fueron sin misericordia,
contra la parte operaria
y en actitud cavernaria
se hicieron con el control,
desconectando el rotor
que operaba en catenaria.
La planta de Catalina
que ha hecho rica a tanta gente,
no genera suficiente
pal’ que opera la turbina,
pues todas las vitaminas
que le inyectan al proyecto,
las reciben en directo
la parte administrativa,
mientras que la operativa
se alimenta por el recto.
Mientra el consorcio Estrella
se hace cada vez más rico,
a quien le amarran el pico
es a la parte plebeya.
El pobre, es una epopeya
lo que vive en esta obra.
Mientras el de arriba cobra
ganancias con su empleador,
a los que hacen la labor
no les quieren dar ni sobras.
Dicen que el grupo de asalto
que ha secuestrado el proyecto,
decidió el golpe de efecto
ante la falta de tacto,
de un consorcio putrefacto
que entiende que Catalina,
es un truco de Medina
para hacerse de un dinero,
y que dárselo a un rastrero
no es cosa de gente fina.
La planta que no encendía,
a punto de coger fuego,
porque un truhán palaciego
gobierna con anarquía.
Pero eso será hasta el día
en que este pueblo despierte
de la posición inerte
en que está atento a monedas,
pero cuando esto suceda…
¡A Dios que reparta suerte!.
Juan de los Palotes
17 abril 2019